El tiempo de Adviento nos prepara para el regalo más grande que la humanidad haya conocido: el nacimiento del Niño Dios.
No hay herida que no sane ni horizonte que no se abra tras su llegada. Y eso… ¡es todo un regalo! Un regalo por el que estar alegres y dar gracias.
Porque siempre tenemos algo por lo que estar agradecidos, y este tiempo nos lo recuerda con más fuerza. Desde el simple hecho de abrir los ojos por la mañana, pasando por el encuentro con los demás, hasta la cama en la que podemos descansar cada noche, todos son regalos por los que no se nos piden cuentas. Son una nueva oportunidad para sentirnos agradecidos.
Demos cada día las gracias a Dios al levantarnos y al acostarnos por todo lo que se nos da, y que “gracias” sea una palabra que acuda rápido a los labios en nuestro trato cotidiano con los demás.
Porque es de bien nacidos ser agradecidos, dice el adagio, y la Navidad en la fiesta del Bien Nacido.
¡Gracias, Jesús, por tanto!
Alumnos 4º ESO D